
El niño-gato se ha llevado todo el verano de Tarifa a Sevilla y de Sevilla a otros lares. Y su amigo Atipiquín, como no podía ser de otra manera, se ha ido con él. De envidia el verano que se han pegado los dos, pero bueno, todo sea porque algún día encuentre el Niño-gato a una buena amiga (;p)
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